Según la opinión de expertos acerca del análisis de la cultura visual se generan cuatro perspectivas diferentes:
Perspectiva proselitista: se considera la cultura visual como una influencia negativa ya que sus mensajes pueden deparar en comportamientos sexualizados y violentos. Aquí presenta la juventud como seres sin pensamiento crítico, y susceptibles a todos los estímulos recibidos por parte de los medios de comunicación.
Perspectiva analítica: aquí se reconoce la importancia de la cultura visual por parte de los docentes, se considera que todos somos receptores de ella y por lo tanto debe ser incluida en la educación. Es decir, la cultura visual se convierte en un punto del currículo y por lo tanto el profesorado puede analizar o criticar sus aspectos y características. Coincido con esta perspectiva ya que la cultura visual es algo propio de la vida cotidiana y por lo tanto debe ser objeto de estudio.
Perspectiva de la satisfacción: pone énfasis en los placeres de la cultura visual ya que los estudiantes prestan mucha más atención cuando está en el aula, sin embargo, al no animar a los jóvenes para analizar desde un punto de vista crítico, dejando a un lado el disfrute, no creamos una buena base educativa. Esto es cierto, podemos ofrecer a los niños multitud de imágenes, vídeos y elementos de la cultura visual, pero sí no les enseñamos a desarrollar la capacidad de observar con más detenimiento, simplemente les estaremos dando una imagen o un vídeo y no el mensaje que transmiten. No se esforzarán en ver más allá, ver qué es lo que les está diciendo ese elemento.
Perspectiva autorreflexiva: se reconoce la importancia de la cultura visual como una parte influyente en la vida y como un medio para aprender subjetividad y otras formas más complejas de comprensión. Por esto se quiere que pertenezca al ámbito pedagógico. Al igual que con las perspectivas anteriores, me parece perfecto que la cultura visual esté relacionada con la educación.
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