Actualmente los exámenes siguen siendo la manera en la que se califica el nivel de aprendizaje de nuestros estudiantes. Aparecen en la educación primaria y permanecen en el resto de enseñanzas superiores. Pero muchas veces nos hemos preguntado sí son realmente necesarios.
Como alumna de universidad que ha pasado por la educación secundaria obligatoria, bachillerato y un ciclo superior de formación profesional creo que no. Mi experiencia no es una sabiduría generalizada y no supone que tenga uno razón pero voy a hablar desde mi punto de vista.
Desde la primaria hemos tenido exámenes con mayor o menor nivel, tipo test o a desarrollar, largos o breves, de un solo temario o de ocho. Considero a estas pruebas de evaluación como una forma de averiguar la capacidad memorística del alumnado y no si realmente ha aprendido o no. Esto ocurre especialmente durante la educación secundaria obligatoria, bachillerato y universidad, donde, en la mayoría de los casos, los estudiantes devoran los libros para después expulsar los conocimientos sobre el papel deteniendo pocos datos o ninguno. Nuestro objetivo es simplemente aprobar y quitarnos del medio ese examen. Pero muchos podrían decirme que qué alternativa puede ofrecerse y en este caso es pongo como era yo evaluada en mi ciclo de formación profesional: proyectos y trabajos. Para su realización tenías que tener muchos conocimientos y mucha información y la mente, pero no memorizada sino interiorizada, analizada y comprendida, para después ponerla en práctica en esas actividades. A veces deberían exponerse de forma oral, otras veces era un archivo con casos posibles en un aula donde debíamos explicar cómo usar distintas estrategias metodológicas... Y con esta forma de evaluar, el alumno o alumna aprendía a actuar en situaciones reales de un centro.
Algunas personas con las que he mantenido este debate hablaban favorablemente de los exámenes argumentando que desarrolle vamos cualidades como la paciencia y memorización. Pero yo considero que una prueba cuya misión es comprobar cuánto has aprendido no debe ser de velocidad, si no de calidad. ¿A cuántos no nos han amenazado con quitarnos el examen por haber pasado más del tiempo establecido? ¿Cuántos nos hemos alterado al ver que sólo quedaban unos minutos para finalizar la prueba?
Según la Profesora de la universidad complutense de Madrid, María Acaso, en su entrevista a El Mundo: "Los exámenes no sirven para nada en la educación. En Art Thinking no existen porque la evaluación, aunque importante, es entendida como una toma de conciencia sobre la educación y no como un castigo o un sistema para humillar y hacernos sentir tontos respecto a los demás”Conferencia de la profesional: María Acaso: Del suspenso al suspense o cómo transformar la educación
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